Pobreza y Corrupción




Asunción (AIPE)- 

La pobreza y la corrupción van de la mano. Los países más pobres son a su vez los más corruptos, como puede observarse año tras año en el índice que publica Transparencia Internacional. Tan importante como encontrar una solución eficaz a este viejo mal es saber cuál viene primero, la corrupción o la pobreza. ¿Es la corrupción la causa de la pobreza, como suponen muchos, o es a la inversa? O, quizás, no es lo uno ni lo otro, y ambos son efectos de la misma causa: el estatismo predominante en los países pobres. La corrupción no es un problema de las personas sino del sistema económico vigente.
En América Latina la corrupción sigue siendo una pelea perdida. Al igual que en África se ha arraigado como la “cultura del trámite y la coima”. De 180 países incluidos por Transparencia Internacional en su índice 2007, Haití figura entre los más corruptos en el puesto 177, Venezuela en el 162 y Ecuador en el 150. Según el grado de corrupción de funcionarios públicos, Transparencia Internacional elabora un Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) que va de 10 para un país “limpio” a cero para un país “sucio”. El IPC en nuestro hemisferio bastante sucio va de 1,6 en Haití y 2,0 en Venezuela hasta 7 para Chile, el más limpio. Los países más sucios son los que más cayeron y los que más sufren por falta de inversiones, empleos y oportunidades.
Chile, Uruguay, Costa Rica, El Salvador y Colombia son los más limpios de América Latina, en tanto que Haití, Venezuela, Ecuador, Paraguay, Nicaragua, Bolivia y Argentina son los más corruptos. No importa cuánto ingreso tiene un país, como Venezuela con el petróleo, Bolivia con el gas y Haití con la ayuda externa. Si la corrupción es elevada, los ingresos se evaporan hacia los bolsillos de la elite, mientras la gente se hunde en la indigencia. Alta corrupción significa que gran parte de los impuestos para financiar la educación, salud, seguridad e infraestructuras terminan enriqueciendo a funcionarios, políticos y empresarios “amigos”.
Según Transparencia Internacional, los países menos corruptos son Dinamarca, Finlandia y Nueva Zelanda, con un IPC de 9,4. Entre los 10 primeros están Suecia, Singapur, Islandia, Holanda, Suiza y Canadá. Pero esta “limpieza” es relativa. Los países ricos se aprovechan de la corrupción de los pobres. Las multinacionales –coima mediante– otorgan al Tercer Mundo préstamos para obras innecesarias y la compra de equipos caros e ineficientes. Los bancos de países ricos se sientan sobre el dinero robado en los países pobres.
La solución se ha encarado de distintas formas: desde las reformas institucionales y educación hasta las penas más severas. Pero es inútil pretender cambiar la naturaleza humana, crear el “hombre nuevo” e incorruptible. En Irán, los funcionarios corruptos son mutilados, en China ejecutados, pero la corrupción sigue igual. Un emperador romano hacía castrar a todos los funcionarios para evitar las tentaciones. El problema está en el sistema, no está en las personas. Los latinoamericanos no son más ladrones que los suizos. La cultura es muy diferente, pero la real diferencia está en el sistema. Es el sistema el que corrompe.
El Índice de Libertad Económica muestra desde hace más de 15 años que los países de mayor libertad económica son los más limpios y ricos, en tanto que los países más estatistas y con menos libertad son los más sucios y más pobres. El estatismo es la causa principal no solo de la corrupción sino también de la pobreza. La economía se atrofia en la medida que el gobierno –actor improductivo– crece a expensas de la producción. Por eso corrupción y pobreza van de la mano.
La intervención estatal en la actividad económica promueve la corrupción de funcionarios que “venden” favores para evitar excesivas regulaciones, impuestos y trámites. En cambio, en las economías más libres, más capitalistas, donde la intervención es mínima, la corrupción tiene poco o nada que vender. El problema y la solución están en el sistema. Solo la libertad vencerá a la corrupción.
___* Corresponsal de AIPE y presidente del Foro Libertario.